Las 3 principales ventajas del cribado en la entrada del proceso

La criba industrial es una pieza indispensable del equipo de control de materiales a granel en la mayoría de los procesos de producción. En general, los equipos de cribado se instalan antes del proceso de envasado final o después de equipos como mezcladoras o molinos.

El uso de una solución de cribado permite a los fabricantes garantizar la calidad del producto antes de enviarlo al cliente o asegurarse de que la granulometría del material es "conforme" tras pasar por un molino, por ejemplo.

Pero, ¿qué pasa con el control de la calidad de sus polvos al principio de su proceso de producción? ¿Cuáles son las ventajas de instalar una criba antes de su línea de producción?

Su proceso de producción puede requerir la recepción de materiales de diferentes proveedores y almacenados en diferentes formas. En situaciones en las que necesite recibir sólidos a granel en grandes cantidades, es aconsejable cribar los materiales al principio de su proceso.
Por ejemplo, si introduce grandes cantidades de polvo sin refinar en su proceso, no puede estar seguro de que el producto estará completamente libre de materias extrañas o restos de metal. Cuando este polvo se introduce en su proceso, estos cuerpos extraños pueden causar daños irreversibles en la maquinaria, lo que se traduce en pérdidas de tiempo y producción, así como en reparaciones costosas e imprevistas.

Por lo tanto, se recomienda encarecidamente tamizar las materias primas en la entrada del proceso. Al capturar los cuerpos extraños antes de que entren en el corazón de su proceso, elimina la posibilidad de dañar sus máquinas. Este paso del control de la materia prima le permite informar a su proveedor si encuentra cuerpos extraños. Así podrá juzgar la calidad de los polvos antes de que entren en su sistema y podrá calificar a sus proveedores para que cumplan los requisitos de calidad de sus productos.

Otra ventaja de cribar los polvos al principio de su proceso es evitar la contaminación por parásitos. Las aplicaciones en las que la harina es un ingrediente principal son numerosas en las plantas de producción de alimentos, especialmente en la industria de la panadería. La fabricación de productos acabados requiere grandes volúmenes de harina que se mezclan con otros ingredientes.

Si la harina contiene parásitos, éstos se introducirán en el proceso y contaminarán toda la línea de producción. Esto supondría una gran pérdida de tiempo de producción y gastos de mantenimiento innecesarios. En este caso, es necesario tamizar la harina y los ingredientes alimentarios antes de que entren en el proceso para evitar que esto ocurra. La fase de tamizado elimina los parásitos.

Los tamices vibratorios y los tamices centrífugos se utilizan para el control de calidad de los polvos. Sin embargo, estas dos máquinas de cribado tamizan los polvos de forma diferente, por lo que en algunas aplicaciones se prefiere una sobre la otra.

Su polvo puede ser cohesivo o tener malas propiedades de flujo con tendencia a formar pequeños aglomerados.

Por ejemplo, el azúcar granulado suele formar grumos o aglomerados de compactación durante el almacenamiento. También puede trabajar con ingredientes para piensos que tienen un mayor contenido de humedad y grasa, lo que hace que estos ingredientes se acumulen en el equipo con el tiempo.

Las cribas centrífugas son las más adecuadas para los materiales que pueden presentar estos problemas de flujo. La acción giratoria del conjunto de cuchillas crea una fuerza centrífuga que rompe los pequeños trozos de su producto. Además, las mallas de nylon que rodean y tamizan los polvos se deforman ligeramente por las fuerzas centrífugas. Esto crea un efecto de "ventilación" en la malla de nylon, lo que supone una ventaja única, ya que cualquier partícula cercana a la malla que pueda llegar a obstruirla se desplaza de forma natural.

Por ello, las telas de nylon utilizadas en los tamices centrífugos pueden considerarse "autolimpiables" y más respetuosas con los materiales que tienden a adherirse y acumularse con el tiempo.

¿Qué pasa si tiene un material muy denso que necesita ser tamizado a través de una malla muy fina?
Por ejemplo, los polvos metálicos a menudo necesitan ser cribados con tamaños de malla inferiores a 100 micras. Las cribas vibratorias son capaces de cribar materiales con mallas más finas que las centrífugas.
La superficie ancha y plana de una criba vibratoria permite que el producto en polvo se extienda y se abra paso a través de las aberturas de la malla metálica. El motor vibratorio agita el tamiz de malla para desplazar el material por la superficie. De este modo, las partículas más pequeñas pueden abrirse paso a través de la malla y las más grandes quedan atrapadas. Las partículas muy finas y densas pueden atravesar fácilmente la malla de acero.
En conclusión, todo depende del tipo de material que esté cribando y de los resultados que quiera conseguir con la criba. Si se trabaja con polvos muy finos y densos, el separador vibratorio es la mejor opción. Si su material es ligero o tiene malas propiedades de flujo y requiere agitación para promover el flujo, entonces un tamiz centrífugo es la mejor opción.
Ambos tipos de equipos pueden ser de acero al carbono o de acero inoxidable, en función de los requisitos de su proceso. Las cribas pueden suministrarse en una amplia variedad de tamaños y opciones: malla de nylon, malla de alambre tejida, malla de alambre de acero inoxidable, malla de alambre, placa perforada, etc.

Palamatic Process cuenta con más de 30 años de experiencia en el procesamiento de polvos y la manipulación de materiales a granel.
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